miércoles, 29 de febrero de 2012

Siempre termina siendo lo mismo: Insistir. Insistir hasta que me respondas algo, obligarte a que me hagas sentir bien, insistirte hasta finalmente cansarte.

El tiempo, eso que yo quería que se adelante, que pase rápido, por fin está pasando, y hoy estoy prefiriendo que no pase, que retroceda, que vuelva a Septiembre 2011. Ahí cuando no estaba todo dicho, y si lo estaba buscábamos las palabras para tratar de decirlo de otra forma.

No quiero. No me gustan los cambios.

Ojalá me ames para siempre.

jueves, 16 de febrero de 2012

¿él o ella?

Comía frutas para no fumar. Comía manzanas, uvas, naranjas. Hoy decidió comer ciruelas. No fumaba porque no tenía cigarrillos, no porque se importara por él mismo. Fumaba después de cada discusión. Escribía un poco si lo necesitaba, pero no le salía muy bien.

Había perdido el orgullo varios meses atrás, lo caracterizaba y lo cambió por ella. Quiso irse a dormir y definitivamente no podía. Empezó a leer a Cortázar dejando un espacio para que ella le hablara. Ella nunca le habló.

Él la amaba así, desatenta.

lunes, 13 de febrero de 2012

2010

Y casi sin darme cuenta estaba sola. Del otro lado de la habitación había gente, pero en donde yo estaba solo entraba soledad. Abrí la puerta, salí del cuarto, vi la calle. Caminé desorientada, entré en sociedad. Luces, el piso mojado por la lluvia de la noche anterior, la gente me empuja, no me ve. Soy invisible.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Ojalá existiese algo que me ayude a empezar cada cosa con naturalidad, sin tener que pensar tanto.

No existe algo que me dé el pie para empezar a explicar por qué hablo tanto y a la vez digo tan poco. No me interesa que sepan las cosas que pienso, me lleno la boca de palabras vacías, que no expresan ni la mitad de las cosas que siento. Algo así como pensar que la única forma de que todo esté mejor es amando, o escribiendo canciones que den algún sentido, canciones que ayuden a reflexionar sobre lo bueno que está amar. Y todo está girando en torno al amor.

Supongo que me muestro así, mala, hasta a veces egoísta, porque no quiero que los demás descubran lo débil que soy. Soy demasiado sensible para las demás personas, o demasiado exagerada tal vez.

Cuando no hablo con mi novio, me paso noches sin dormir pensando en el mundo, en lo que está pasando afuera, pienso que mientras estoy acostada, mientras me ilumina la cara una mínima luz que sale de mi velador, en otro lugar hay gente sufriendo, o riéndose, o comiendo, o lastimando, o violando, o matando. O quizás durmiendo como tendría que estar haciéndolo yo. Y a la vez me veo tan chiquita en este inmenso mar de pensamientos, quiero hacer tantas cosas y sé que no voy a poder. Es una pena que haya más maldad que altruismo. Supongo que es normal que sienta esto. Lo que no es normal es la tristeza que guardo, que hoy dejo salir para que me lea... nadie.