lunes, 31 de enero de 2011

De hecho, se pasaba casi todo el tiempo vagando por el pasado. Parecía encontrarle un sentido. […]

Y el futuro. Nunca pensaba en el futuro. Era difícil concentrarse en una nube gris de nulas expectativas.

Incluso le deprimía pensar en el día siguiente.

¿Cómo podían parecerse tanto los días?

No quiero sólo mirarte.

No quiero sólo escucharte.

No quiero sólo soñarte, pensarte. Quiero algo más que eso, algo más que me llene el alma.

Hoy quisiera salirte a buscar, ponerme mi mejor vestido, uno que convine con mis uñas cortas negras, con mi pelo largo, lacio y rubio. Un poco de maquillaje, no mucho, sé que te gusta más lo natural. Ponerme mis zapatos negros y llevar mi paraguas a cuadrillé, por si acaso, se pronosticó lluvia.

Deseo eso y aún así no lo hago. Me quedo encerrada en mi habitación, esperando a que seas vos el que viene a buscarme. Y eso no pasa.

Comenzó a llover, las gotas mojan brutalmente mi ventana, te sigo esperando. Tengo la esperanza de verte llegar, empapado, con frío. Abrirte la puerta, abrigarte y darte calor. Decirte que te quiero, que inexplicablemente te quiero, vos sonriendo. Me abrazas. Me susurras al oído:

-Yo también, te quiero. Te necesito.

Pero no, eso no pasa.