domingo, 8 de enero de 2012

7400 kilómetros

Hoy me dejas entender que te asustan las palomas, que te gustan las guitarras, que odias las injusticias, que vivirías de la música, que no te molestan las drogas, que te gusta mi nariz, que no sabes dibujar, que te gusta imaginar algo mejor, que te molestan los destiempos y te perturbas con la pobreza, que mi cuerpo es tu mejor regalo, que te encanta dormir y comer, más cuando lo compartís conmigo, que también queres una casa con paredes blancas en donde me incluyas.

Hay 7400 kilómetros de distancia entre nosotros y yo no me puedo dormir. Pienso. Pienso. Pienso. Me imagino viendo llegar un micro, tu micro, te veo desde afuera en la terminal de Villa Gesell. Sonrío por inercia, lloro un poquito también. Empiezo a temblar de la emoción, vos tardas en bajar. Me desespero. Tengo calor y vos que no bajas. Le gente me empuja, como siempre no me ve. Y vos seguís sin bajar. Empiezo a llorar cada vez más, pasan 10 minutos y te veo asomar la cara por la puerta. Ahora soy yo la que empuja a la gente para llegar a la puerta. Me cuelgo de vos, no dejo de abrazarte ni de darte besos, me desinhibo, la gente para mí no está. ‘Te amo, te extrañé’ te digo y sigo llenándote de besos y abrazos…

Y todavía faltan 16 días de los 37 que te fuiste. Paso las noches desvelada imaginándote, pensando en vos, en tus ojos, tu boca, tu nariz, tu pelo, tu cuerpo. Cierro los ojos y suspiro. Pienso también en la última vez que nos vimos, en el último abrazo, mi cara mojada de tanto llorar, tu cara llena de tristeza. Me enamoro cada día más.

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